Tradicionalmente, se derretía el queso acercándolo a una fuente de calor como un horno o brasas. Hoy en día, es consumido entre amigos alrededor de una parrilla eléctrica llamada raclette. El queso se sirve fundido con patatas cocidas o con embutidos. En Suiza se come la raclette acompañada de una bebida caliente o de un vino blanco ligero.